INVITADA DEL MES: CURRA ALONSO

IMPLICA2. ALGO MÁS QUE VOLUNTARIADO JUVENIL
Curra Alonso

Programa IMPLICA2. Espacio Joven
Concejalía de Juventud Ayto. de Cartagena



El Programa IMPLICA2 surgió como la necesidad de informar a los/as jóvenes que se acercaban a los servicios municipales de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Cartagena, a preguntar “dónde podían aprovechar su tiempo libre y realizar una acción de tipo social”.

En principio, funcionó como un punto de información específico dónde “dirigir” (¡qué poco me gusta esta palabra!) a estos/as jóvenes, dependiendo del sector de población y campos de acción en los que querían trabajar. La única empresa, en principio, era la de informar y derivar a los /as jóvenes a estas asociaciones y “ahí te las den todas”. Pronto, ésto se quedó corto.

Tengo que confesar que, cuando llegué a este programa, a principios del pasado junio, lo primero que pensé fue: “vaya marrón”. El programa llevaba varios meses sin una cabeza visible (la anterior coordinadora había sido trasladada a otro servicio municipal) y las últimas actividades planteadas habían sido “bastante frustrantes” por falta de participación. Así que, nos decidimos “a verlas venir”.

Y claro, nos encontramos un poco de todo. Jóvenes desorientados/as, otros/as con las cosas muy claras, otros/as con más curiosidad que otra cosa, otros/as sin tener “pajolera idea, completamente despistados/as...” Y es que, la mayoría de las veces, pensamos que la masa es un todo, pero es mentira.

Recordamos el caso de una madre que nos llamó por teléfono, contándonos los muchos problemas con su hija, porque “era una vaga apática” y no hacía “absolutamente nada”. Quería que mandáramos a su hija a hacer “voluntariado” para que supiera lo qué es la vida (pero la vida “dura”). ¡Qué trabajo nos costó explicarle a esta mujer que el voluntariado no es “un castigo para menores en riesgo social” sino todo lo contrario; una experiencia vital gratificante para todos/as; los/as que dan y los/as que reciben!.

Tengo que confesar que hacerme a la idea de que los/as jóvenes con los/as que tenía que trabajar no eran “una masa uniforme, igual, sino un equipo de trabajo totalmente distinto el uno de otra, cada persona con su individualidad” me llevó unos días.

Y pensamos en no pedir nada, sólo en dar. Si estábamos pidiendo “dar”, los/as primeros/as que teníamos que “dar ejemplo” éramos nosotros/as. La primera premisa fue “no exigir nada que no quieran o puedan dar”. El grado de compromiso lo tienen que poner ellos/as. Y respetarlo y valorarlo en su justo valor es necesario para ellos/as y lo que más le satisface. Lo que les hace ser verdaderos protagonistas de su propio proceso participativo. Y creemos que esta es la clave.



Y nos propusimos dar formación gratuita, sólo a las personas que forman parte del programa, pero abierta a otras personas; como una “especie de gratificación no remunerada” por su participación. Con eso también conseguíamos llamar la atención hacia el programa. “Tú apúntate que ya nos encargamos nosotros/as de intentar motivarte, que para eso nos pagan”. Y realizar actividades, “encuentros lúdicos” (siempre con un matiz social y/o cultural), donde poder conocernos e intercambiar experiencias personales. Teniendo claro, eso sí, que hay que estar allí, con ellos/as. Ya no vale eso que utilizamos muchos/as técnicos de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”… Todos/as con nuestras camisetas, como uno/a más. Formando parte del equipo… Y dejando hacer. “¡No queremos consumir, que nos den propuestas ya hechas, queremos participar en todo el proceso!”.

Y nos propusimos informales/as de todo lo que pudiera surgir. Actividades puntuales de los servicios municipales u otras alternativas. Adaptarlas a sus necesidades, a su capacidad, a su iniciativa. Tienen voz y voto. Ellos/as mandan y hacen esto posible.

Empezaron las propuestas, empezaron a tener la necesidad de estar en todo el proceso. En las reuniones de programación, de organización, de evaluación. Mandando sus iniciativas por mail. Propuestas de curso de juguetes y discapacidad, maratones fotográficos, reportajes de cooperación al desarrollo en otros países, teatro sensorial, contra la captura de focas en Finlandia… ¡Dioses, necesitamos más gente!

Sinceramente, estoy un poco cansada de que se cuestione constantemente la participación de los/as jóvenes en nuestra sociedad. Si se comparara y valora en un todo, al resto de la sociedad nos “darían sopas con hondas”.

Según el último informe del Observatorio de la Plataforma Estatal de Voluntariado, el 50 % de los hombres que realizan una acción social son jóvenes y el 35% de mujeres son jóvenes. Y cuando hablamos de juventud, nos referimos a la legalidad, o sea, personas entre 14 y 29 años de edad-. Así que no termino de entender por qué tanta habladuría a costa de la participación de los/as jóvenes en nuestra sociedad.

No me lo creo. Pienso que la juventud, a pesar de todas las limitaciones que tiene (no solamente la falta de tiempo, sino la propia idiosincrasia de la edad y de los retos a los que se enfrentan), SÍ tiene ganas de participar. Lo que pasa es que para ellos/as, la participación no tiene el mismo significado que para los/as “adultos/as”. Una participación “adulta”, en muchos casos, autómata, completamente adoctrinada y aborregada y sin tener la más remota idea de lo que sucede más allá de tres palmos de nuestras “adultas narices”.

Algunos/as técnicos todavía no somos conscientes de que no podemos pedir una participación juvenil como la que hubo en la época de la transición. Con las calles abarrotadas de estudiantes. Tampoco las manifestaciones del Primero de Mayo son como las de entonces, ni las movilizaciones vecinales… Tampoco las circunstancias son las mismas.

Curra Alonso
Programa IMPLICA2. Espacio Joven
Concejalía de Juventud Ayto. de Cartagena