01 diciembre 2009
INVITADO DEL MES: ANTONIO Gª COLLADO
Cuestionando(me)...o los “para qués”.
Antonio García Collado.
Jefe de Negociado de Participación Juvenil Instituto de la Juventud de la R. M.
A vuela pluma escribo algunas reflexiones sobre participación y aspectos educativos (¡glups!), atendiendo a la amable invitación que me hacen mis compañeros y compañeras de este blog. Y lo cierto es que me ponen en un brete, porque enfrentarse a un tema así, tan amplio, con tantos posibles enfoques y que puede ser tan filosófico, no es un trago agradable para alguien como yo, que tengo un déficit participativo considerable.
Mi primer impulso ha sido preguntarme sobre los porqués de la participación, y sinceramente, aunque me surgían muchos, la impresión final que me quedaba era la de plantear divagaciones justificativas que no sirven en la práctica para casi nada, al menos si nos situamos en el ámbito del trabajo con jóvenes, que es en el que me quiero situar, y en un foro como éste, abierto a la experiencia personal de técnicos/as de juventud principalmente.
La segunda cuestión que me ha asaltado ha sido el para qué participar, y en este aspecto creo que se pueden compartir algunas ideas que quizás despierten vuestro interés, al menos el interés de rebatirlo o de apuntalarlo con argumentos y experiencias propias, y además, preguntarnos sobre el para qué supone situarnos en el presente y orientarnos al futuro, sin duda un aspecto mucho más operativo.
Los “para qués” nos sitúan en los objetivos, en lo que tenemos en mente cambiar, solucionar, mejorar, es decir, nos colocan frente a una acción, nos mueven a actuar en una dirección, desde un punto de partida inicial hasta llegar a otro distinto. De ahí la primera pregunta ¿Participando se pueden cambiar algunas situaciones, se puede mejorar algo? ¿Cuando se plantean procesos participativos entre las personas jóvenes, es posible al cambio positivo en aspectos importantes de su vida y por extensión de la vida en común?
El participar debe educar, y debe educar por distintos motivos y en diferentes planos. Pero digo “debe” porque no siempre es así. Como en la mayoría de lo procesos educativos es muy difícil que los aprendizajes surjan por generación espontánea. Para conseguir resultados eficaces estos procesos deben obedecer a un componente intencional, deben estar planificados en mayor o menor medida, en resumen, deben tener un para qué, y desde luego un cómo. ¿El mero hecho de juntarnos en grupo y hacer cosas colectivamente asegura aprendizajes? ¿El valor de la participación está en realizar actividades de cualquier manera? ¿Volviendo al principio de este párrafo, nos debemos plantear siquiera si la participación debe ser educativa?
A mi entender, participar debe ayudar a mejorar aspectos educables concretos de las personas jóvenes. Se participa normalmente en grupo, pero los aprendizajes son personales, nadie aprende por otro. La participación supone asumir un compromiso en relación a los demás y asumir responsabilidades en el proceso grupal. Así pues, otra tanda de preguntas: ¿Participar no implica ningún compromiso ni responsabilidad hacia los demás? ¿Se puede aprovechar la vida en grupo, el trabajo cooperativo para favorecer la adquisición de habilidades personales y sociales?.
Y por último el plano social. Cuando hablamos de participación en este tipo de foros, no es ya necesario entrar en delimitaciones de lo que entendemos por participación frente a otros usos de la palabra en el lenguaje coloquial. La vertiente definitoria de la participación, donde cobra valor y sentido, es en el plano social. Se participa necesariamente en sociedad, y si es posible, para la sociedad, es decir, se participa también para mejorar el contexto, personas y situaciones, en el que vivimos. Si además queremos añadir una nota de mayor realismo y proximidad, podemos decir que en las sociedades democráticas como la nuestra, la participación es un derecho y un deber cívico, con espacios y mecanismos que, mejor o peor, están establecidos para ejercerla y que se trata de un valor que debe mantenerse precisamente así, ejerciéndolo, practicándolo. Entonces ¿Pueden mejorar algunos aspectos sociales mediante la participación de las personas? ¿Influye en la salud democrática de nuestra sociedad la existencia de personas que participan activamente en la vida comunitaria?
Sé que muchas preguntas de este tipo ya os las habéis planteado, tanto en vuestro trabajo como en este foro, pero a mi siempre me asaltan estas dudas, en cualquier momento, y la verdad, me gusta plantearlas para reafirmarme o matizar algunos aspectos con argumentos de otras personas. En fin, ahí quedan. Os espero.
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3 comentarios:
¡Vaya Antonio! Leyendo tu aportación a este Blog, me planteo apenas algunas repuestas y por contra me surgen muchas mas cuestiones de las que tú señalabas.
Esto es síntoma de que el tema, la participación, no es nada sencillo y mucho menos tangible.
Porque si que creo que exista una participación de forma espontánea, normalmente en torno a intereses comunes y que no tiene porque llevar implícito un valor educativo añadido, ni siquiera otros valores, si cabe, mas sencillos de adquirir.
Es en el momento que estamos propiciando la participación con una metodología determinada y en pro de unos objetivos concretos, cuando se puede incidir en alcanzar determinados valores que afecten tanto al proceso, como al resultado de la participación.
Pero ahí es donde me asaltan mas dudas, ¿es despreciable cualquier tipo de participación? ¿Incluso la que surge de forma espontánea sin pretensiones de alcanzar valor educativo o democrático alguno?.
Lo que si que creo es que las entidades públicas han de velar por que exista una participación determinada y es aquella en la que si que se aseguran determinados valores educativos, democráticos, de respeto, … que sólo se pueden trabajar en las colectividades.
Fomento la participación juvenil es hoy por hoy un encabezado habitual en numerosos programas, estatutos, líneas de actuación, políticas, … de muy diversos tipos de organizaciones.
Ahí está tu primera cuestión, ¿es algo importante para los jóvenes o lo es para estas organizaciones?
Si como verdaderamente es importante para los jóvenes, cuidemos los procesos participativos que se propician o fomentan desde las instituciones e incluso desde aquellas organizaciones con cierto compromiso social.
Y por otro lado, no descuidemos la participación espontánea, sin mas pretensiones, es más, esforcémonos en facilitar espacios, herramientas, etc. para que esta participación pueda tener valores añadidos, un para qué, más allá del desarrollo de actividades concretas. Puede que ahí se hallen las diferencias en el concepto “fomento de la participación juvenil”. Diferencias entre alcanzar datos cuantitativos de participación: creación de asociaciones juveniles, gran número de participantes en las actividades ofertadas para jóvenes, etc. Y propiciar una calidad en la participación de la población joven.
Los canales existentes para la participación de los jóvenes al día de hoy son los siguientes:
- Asociaciones juveniles. Cada vez hay menos y la mayoría de las que se constituyen son meras pseudoempresas.
- Consejos de juventud. Sólo están interesados los jóvenes de los partidos políticos.
- Consejos Escolares. En donde la representación de los alumnos es casi testimonial y se les trata como al último mono, cuando se les convoca.
Y ya está, no hay más canales de participación. Por tanto, creo que habrá que crear nuevos espacios propios de los jóvenes y reclamados por estos. Si no los reclaman, como se ha hecho siempre, es que no les interesa y habrá que buscar responsabilidades de porqué a los jóvenes no les interesa participar en sociedad.
Saludos y gracias por este espacio.
José Pedro
Antoñito y amigos,
Me encanta leeros. Bajo mi punto de vista, uno de los mayores problemas de "la participación" resulta ser una de sus mejores virtudes: es un concepto amplio, que se puede manifestar de muchas maneras (educativas o no educativas).
Este carácter difuso es el que hace bajo el título de "Participación juvenil" veamos cosas tan dispares, algunas incluso con las que a veces no estamos de acuerdo, pero también puede ser nuestra una herramienta aliada, porque precisamente esta apertura conceptual se puede traducir en muchas formas, grandes y pequeñas, de tomar partido por el bien común, y podemos (tenemos la posibilidad de) trabajar la participación desde cualquiera de los ámbitos en los que desarrollamos nuestra labor a través de múltiples acciones.
Abrazos
Alberto Soler.
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